sábado, 4 de junio de 2011

El imperio de la piratería de media global.

Reflexión basada en el texto "Media Piracy in Emerging Economies"

El desarrollo de la economía global y de los productos de medios comunicación globales (Media) son fenómenos cercanos. Su costo está en función de las ganancias que esperan tener las grandes empresas productores de música, películas, software y demás por ser los creadores y distribuidores de tales productos y servicios. Su efecto es un estilo de consumo en los países desarrollados. 



Este estilo de consumo de productos digitales piratas no es exclusivo de los países desarrollados, sino que es impuesto por estas grandes empresas transnacionales de productos de medios de comunicación a las economías emergentes que por imitar el nivel de desarrollo o para estar a la vanguardia de las tecnologías tienen la necesidad o la fantasía de tener que consumir tales productos. Ante tal fenómeno, la piratería de productos de la media es la válvula de escape de tales modelos de consumo, puesto que los precios en regiones emergentes es muchas veces mayor que en los países desarrollados de dichos productos y por tanto es normal que una actividad que proporciona productos a tan pequeños costos tenga gran éxito y con ellos grandes ganancias. 

Entonces, porque las empresas transnacionales como Sony Music o EMI Music se quejan de la piratería si ellos mismos se han encargado de hacer sus productos a precios inaccesibles para gran parte de los consumidores globales. Esto no parece tener sentido: puesto que más les interesa a estas empresas tener la protección legal y que se persiga por un crimen a los que producen y distribuyen piratería de media que hacerla accesible a la mayoría de la población que tiene la necesidad o el deseo de consumir tales productos, todo con el afán de conservar su altas ganancias de millones de dólares. 

Por último, el caso del conflicto entre economía regulada de media y la piratería de media no está fundado en el respeto al derecho de autor sino en el hecho de que restan ganancias a las grandes disqueras y casas productoras de los países desarrollados.


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